Características literarias de Cálido
Esta pequeña obra teatral está inspirada tanto en el estilo como los temas tratados de la obra de 'Luces de Bohemia', de Valle Inclán. El lenguaje corresponde al de los personajes. Por ejemplo, tenemos a Paquita, que es una mujer barrio-bajera, y en su forma de hablar, notamos un alto nivel de coloquialismos e incluso lenguaje vulgar, como '¡Es mas digno que estar tirao en el sofá to’ pedo tol’ día!'. El lenguaje, en general, es natural, como le saldría a una persona normal de determinada clase social, ya que por ejemplo, don Juan, algo mas afortunado que los demás, no tiende al habla vulgar.
Yo, como Valle Inclán en su obra, no he suprimido ciertos temas grotescos, como descripciones gráficas de muertes, o ambientes deprimentes, o incluso tendencias como la prostitución, y aquí protagonizan escenas y personajes de clases bajas, como Orlando, que es un destilador de licor extra legal.
Los temas que trata son sobretodo críticas a los problemas socio-económicos de actualidad, como la afición al hedonismo, la falta de rigor policial, la violencia de género, la evasión de los problemas, etcétera. Sin embargo, no he podido plasmar toda mi crítica al estado actual, y sólo he podido escribir sobre un cierto aspecto de la sociedad, ya que en unos dos actos, no es suficiente plasmarlo todo. Pero en general, la trama no es nada compleja, para poder centrarme en la crítica y en la personalidad de cada personaje.
Las anotaciones en Luces de Bohemia son mucho mas literarias, algo que yo no he podido lograr, al ver que es muy difícil plasmar una imágen o ambiente determinado en muy pocas palabras.
miércoles, 21 de enero de 2015
martes, 20 de enero de 2015
CÁLIDO
ACTO I
ESCENA
I
[Marcos
Carrabales está intentando abrir una botella de alcohol. Está borracho. Entra
su tío, Benito, de unos 60 años bien cumplidos, en el cuarto. Está oscuro y
reina un olor vil. Ropas y trapos sucios esparcidos por toda la sala.]
BENITO:
Marcos, por Dios, ¿qué haces con tu vida?
MARCOS:
Has venido aquí a molestarme. ¡Anda y que te den! No tengo porqué aguantar tus
chorrás
BENITO:
Marcos, llevas así demasiado tiempo. ¿No va siendo hora de que dejes descansar
a la bebida?
MARCOS:
Ya te lo he dicho. ¡No tengo porqué aguantar tu veneno!
BENITO:
Marcos, es hora que dejes de excusarte. Sal ahí fuera y encuentra un trabajo. El
dinero de la tía Conchi no te va a durar más de un par de meses. Y esa tal
Paqui con la que… bueno ya sabes lo que dicen… no odia a los lujos… y no tiene
el trabajo más honrado-
MARCOS:
¡No me importa lo que digan! Es una puta. ¿Y qué? A mi me da igual. Es la puta más
guapa de todo el barrio. Así que si has venido a mostrar tu envidia, ya puedes
irte. La puerta está allí, mira.
BENITO:
Estás tan borracho que ni distingues la puerta de la casa a la de la cocina. Estás
mal, Marcos. No hay nada que envidiar. Abre los ojos de una vez, Marcos. Antes
de que te encuentres en las calles pidiendo.
[Silencio
incómodo. Marcos abre la botella y empieza a beber con brío]
BENITO:
Estás fuera de mi alcance, Marcos. Vives en una pocilga. Yo quiero ayudarte. Darte
una quinta oportunidad. Y tú lo único que haces es quejarte del sistema y beber
esa cosa tan apestosa. Yo creo firmemente que la gente puede cambiar a mejor. Creo
que tú odias vivir como vives, o por lo menos cuando estás sobrio. Paquita no
es buena compañía. Se te vio en la tienda de Alvarito el otro día comprando un
pañuelo para esa-
MARCOS:
¡Cerdo desgraciado! ¡Sal de casa! ¡Sal!
[Benito,
entristecido, sale por la puerta sin mirar hacia atrás. Marcos se tumba y se
duerme. ]
ESCENA
II
Es por
la mañana en la plaza mayor. Orlando está sentado en un banco. De la panadería,
a pocos metros del banco, emerge don Juan, señor mayor con unos 70 años de
edad.
ORLANDO:
¡Hombre! ¡Juan! ¡Buenas!
JUAN:
Hola, Orlando, ¿como va todo?
ORLANDO:
Aquí, tirando. ¿Tú?
JUAN: Pues
como siempre. ¿Hablaste con Marcos?
ORLANDO:
No, la verdad. No he hablado con él en mucho tiempo. Desde que heredó ese
dinero de su tía, está hundido en la bebida. Se cree que porque haber heredado
tiene la vida resuelta y puede hacer lo que quiere, y todo. No le queda ni un
cuarto de lo que heredó.
JUAN:
Vaya. No, si ya se veía, desde que era joven. Solía andar por ahí haciendo
trastadas sin lugar para moderación, como no.
ORLANDO:
Ya… no sé que decirle. Es que no sé… no sé… ya lo averiguará él sólo. Paso de
meterme en sus asuntos.
JUAN:
Orlando, ese es tu amigo. Sólo te escucha a ti, y lo sabes.
ORLANDO:
Bueno, pues ya veré.
JUAN:
Vete a hablarle, muchacho. Lo antes que lo hagas, menos tendrá que sufrir.
ORLANDO:
Mi jefe, ‘el tijeras’, me ha quitado mi trabajo porque me tiene manía. Tampoco
tengo mucho más que hacer. Hasta luego, don Juan.
JUAN:
Adiós, Orlando. Cuida de tus amistades. Sólo te tiene a ti. Si te apetece un
trabajo honrado con un salario digno, puedo hacer un hueco en la tintorería,
por si te animas.
ORLANDO:
Bueno, ya se verá.
[Andan
en direcciones opuestas]
ESCENA
III
[El
sonido del timbre intermitente hace que Marcos abra la puerta de inmediato. Entra
Orlando. El cuarto es una ruina]
MARCOS:
Hola.
ORLANDO:
¿Como estás, macho?
MARCOS:
Bien, supongo. No me has dirigido la palabra desde el martes pasado. ¿Porqué
ahora sí? ¿Te has enterado sobre lo de mi tía?
ORLANDO:
Sabes que no soy así, Marcos.
MARCOS:
Ya, bueno, puede ser. Perdona. La gente no para de visitarme, a mendigar.
ORLANDO:
Ya… no te sobrarían unas cien pesetas, ¿no?
[los
dos se ríen ávidamente]
ORLANDO:
Perdona que no te he hablado. He estado muy liado con un tema en, en, el puerto,
sí. Ya sabes. Que pasó eso. Lo del…
MARCOS:
¿Lo de los ingleses? Ya, no tienen ni idea de nada. ¿Trabajaste en la reparación
del muelle?
ORLANDO:
Sí, justo, eso. No oficialmente. Pero el dinerito me le he ganado.
[Marcos
está impaciente, nervioso, jugueteando con pequeños trozos metálicos]
ORLANDO:
¿Qué pasa, tío?
MARCOS:
La Paqui, que llega tarde.
ORLANDO:
Marcos, tú sabes que esa mujer no te conviene. Tú le convienes a ella, pero
ella no te conviene a ti. Hemos pasado por mucho barro juntos, y confías en mi.
¿No?
MARCOS:
Si, macho, sin duda.
ORLANDO:
Pues hazme caso. Te… ella te está… claro… emm
MARCOS:
¿El qué?
ORLANDO:
Claro. No es algo fácil de decir…
MARCOS:
Pues dilo.
ORLANDO:
Es que te roba, esa Paqui.
MARCOS:
¡Qué va! ¡Anda y vete!
ORLANDO:
Te lo digo en serio. Te perjudica. No juguetees más con ella… ya sabes, macho,
es una fulana y eso…
MARCOS:
Tú también, ¿Orlando? También has venido a decir lo mal que lo estoy pasando
¿no?
ORLANDO:
Marcos, no conviertas esto en un drama. Te estoy hablando de hombre a hombre. No
la líes. De verdad. Además, he oído a Ana preocuparse por ti. ¿Te acuerdas de
Ana?
MARCOS:
Ya…
ORLANDO:
Pues eso. Deja a esa zorrita, levántate de tu sillón, y vamos al bar. Que te
están esperando.
[Llama
a la puerta. Suenan tres golpes frágiles. Marcos se levanta, y abre la puerta. Es
la Paquita]
PAQUITA:
Hola, Marcos. ¿Que tal Orlando?
MARCOS:
Ni Orlando ni leches, Paqui. No quiero que vengas a mi casa otra vez.
PAQUITA:
No haces ni puñetera gracia, Marcos.
MARCOS:
Sal.
PAQUITA:
Apártate, Marcos, o me voy pa’ siempre.
MARCOS:
Vale. Vete.
PAQUITA:
¡Oye! ¡Que me dejes entrar, nene! ¡Necesito mi maquillaje! ¡Que tengo que
currar!
MARCOS:
Vete, ¡Puta!
PAQUITA:
¡Oye! ¡Yo por lo menos trabajo!
MARCOS:
Ser puta no es trabajar. Vete.
PAQUIA:
¡Es mas digno que estar tirao en el sofá to’ pedo tol’ día!
MARCOS:
Eso porque lo diga el alcalde, que te le estás tirando.
ORLANDO:
Paquita, es hora de que te vayas. Tú le has quitado tanta pasta a Marcos, que
vale más del triple de lo que te has dejado dentro, lo que le has quitao, digo.
PAQUITA:
¡Serás mamón! A ti nadie te ha pedido hablar, ¡bastardo!
Marcos
lanza un violento golpe a la cara de la chica, que cae al suelo, medio
consciente, llorando. Marcos la mira intensamente por unos segundos, y se lleva
las manos a la frente.
MARCOS:
¿Paquita? ¿Paqui? Oh mierda, oh mierda, o mal, mal, mal, mal, mal, mal, mal,
mal, mal…
ORLANDO:
¡Joder! ¿Que hacemos ahora? ¡Estás fatal, chaval!
MARCOS:
¡Calla, hostia! ¡Mira lo que me has hecho hacer! ¡Esto fue tu culpa! ¡Ya no te
vuelvo a comprar mas licor, además, que sabe a mierda!
ORLANDO:
No digas eso, macho. Tú la has golpeado. ¡Tú eres un puto alcohólico!
[Orlando
empuja a Marcos, y le deja tirado, tras dar un fuerte golpe de puerta.]
ACTO II
ESCENA
I
Es de día.
Benito está hablando con una muchacha joven, Ana María, en el Parque General,
en un banco. Han pasado dos semanas, desde los últimos acontecimientos.
ANA MARÍA:
Don Juan, es usted un viejo pervertido.
BENITO:
Pero, querida, si no te gustase, no estarías aquí.
ANA MARÍA:
Ay, ¡tonto!
A lo
lejos se divisa que se acerca un chaval de unos escasos diez años, corriendo.
CHICO: ¿Es
usted Benito Carrabales?
BENITO:
¿Quien te crees, muchacho?
CHICO: ¡Don
Benito, se lo ruego, ha de venir! ¡Usted es el familiar más cercano a Marcos
Carrabales, me han contado.
BENITO:
¡Porras! Otra vez metiéndose en líos…
Benito
y Ana María llegan a la casa de Marcos. Tres agentes de policían rodean el perímetro,
y bloquean la entrada y vista al apartamento.
AGENTE
1: ¿Benito Carrabales? Su sobrino, Marcos, está ahí dentro-
Benito,
insistiendo, entra en la casa. Marcos, con una pistola en mano, yace con un
boquete en su cabeza, al lado de Paquita, cuyo cuello está morado. Benito está
entumecido
AGENTE
2: Otra alma perdida. Es una pena. Cada vez son más.
BENITO:
Santo cielo… Marcos… ¿como has llegado allí?
AGENTE
3: Hemos encontrado un gran número de botellas de licor ilegalmente destilado,
don Benito. Según los informes, este chico no ha podido ser asesinado. Nos
encontramos ante un…
AGENTE
2: Suicidio.
ANA MARÍA:
Poco me extraña. Ese chico estaba perdido desde el principio.
BENITO:
Ya, pero no Marcos… Era un chaval alegre, trasto, pero alegre… No me lo
esperaba… no esto… no así
ANA MARÍA:
Ese chico nunca afrentó sus problemas, Benito. ¿Qué le echaban del curro? Botella
que te críe. Así con todo.
Sube por
las escaleras Orlando, sudando y respirando fuertemente.
ORLANDO:
¿Qué pasa aquí?
AGENTE
1: ¿Orlando Ballesta? ¿Era usted íntimo amigo de Marcos Carrabales?
ORLANDO:
¿Era? Hemos tenido una disputa pero-
AGENTE
1: Estamos ante un caso de suicidio. La víctima estranguló a Francisca
Joveplanos, y después procedió a dispararse con esa pistola ilegal, como las
botellas de alcohol. ¿Sabe usted algo?
Orlando
está perplégico.
Voz interior
de orlando
No…
Oh no… no habré sido yo… no… por Dios, no…
AGENTE
2: ¿Señor Ballesta? ¿Sabe usted algo?
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